La rapidez, eficiencia y seguridad que ofrece; así como la posibilidad de protocolizar documentos en forma simple, para dar mayor garantía a sus clientes, son algunas de las razones que han llevado a quienes se dedican al corretaje a despedirse de los largos trámites en notarías.
Definitivamente, la firma electrónica llegó para quedarse. Regulada por la Ley N° 19.799 sobre Documentos Electrónicos, Firma Electrónica y Servicios de Certificación de Dicha Firma, ésta comenzó a abrirse paso durante la pandemia como alternativa a los trámites presenciales, pero terminó cautivando a gran parte del ecosistema inmobiliario.
Debido a que tiene el mismo valor que la firma manuscrita (cumple los requisitos técnicos y legales), esta herramienta terminó conquistando especialmente a los corredores de propiedades, que valoran la celeridad que ofrece a la hora de formalizar una promesa de compraventa o un contrato de arriendo. «Hace unos meses empezamos a trabajar con FirmaVirtual y hemos tenido una muy buena experiencia», explicó Claudia Gleixner, fundadora de The Green House, corredora de propiedades con políticas sustentables.
Luego de comprobar las facilidades que ofrece para la gestión operativa, tanto esta especialista en negocios inmobiliarios, como otros corredores independientes, empresas del rubro e incluso compradores, prefieren la firma electrónica. «Nosotros buscábamos servicios electrónicos y encontramos una empresa que entrega una prestación eficiente, cercana, con buenos tutoriales y protocolización del servicio, características muy valoradas por nosotros y nuestros clientes», señala Claudia Gleixner.
Con más de 700 mil signatarios, FirmaVirtual, se ha convertido en uno de los principales proveedores de firma electrónica en Chile. En cuatro años de operación, la startup que logró el apoyo de Corfo, Startup Chile y Startup Perú, no sólo facilita una extensa variedad de trámites, sino que también cuenta con una interfaz amigable, que facilita la navegación de los usuarios menos tecnológicos.
«Además de la firma electrónica, FirmaVirtual mantiene alianzas con notarías y eso nos permite generar documentos con absoluta confianza para nuestros clientes», detalla la fundadora de The Green House.
El impacto ambiental
Hasta hace algunos años, las notarías eran la única opción para formalizar acuerdos y se calculaba que, en promedio, las personas invertían 300 horas al año en este tipo de trámites. Pero, la digitalización que impulsó la pandemia, junto a la modernización de múltiples actores dedicados al derecho registral y la demanda ciudadana por eficiencia, hicieron que la firma electrónica siguiera ganando terreno.
“Las corredoras y corredores de propiedades son nuestros principales usuarios. Hoy tramitamos una amplia variedad de documentos, pero entre estos hay muchos de índole inmobiliaria, como salvoconductos para mudanzas, contratos de arriendo, promesas de compraventa y contratos de administración», detalla Christian Rodiek, CEO de FirmaVirtual.
Junto con la comodidad, la firma electrónica ofrece otras dos ventajas que vale la pena destacar: el ahorro monetario y de papel. Desperdiciar dinero en documentos que terminan su vida útil en el tacho de la basura tiene un efecto negativo, tanto para el bolsillo como en el medio ambiente.
«Contar con una alternativa que reduce la huella ambiental, al evitar el uso de papel y transporte; y que aporta mayor comodidad, al evitar salir de la casa u oficina, es algo que las personas valoran cada día más. Sobre todo, quienes hacen trámites con mayor frecuencia, como los corredores de propiedades», comenta Christian Rodiek.
La contaminación que genera la industria del papel ya no pasa desapercibida, especialmente, si consideramos que se necesitan diez litros de agua para fabricar una sola hoja de papel. Y es que, en medio de la sequía que experimenta Chile, el ahorro hídrico se agradece.
«Yo soy fotógrafa de naturaleza y patrimonio, por lo que el tema de la sustentabilidad me parece fundamental. Es parte de nuestro ADN y está en línea con lo que hace FirmaVirtual, que entrega un triple ahorro: tiempo, costo y papel», añade Claudia Gleixner.